El pasado Septiembre se cumplió un año del comienzo del curso de fotografía en EFTI con el que durante nueve meses tuve la oportunidad de ir avanzando en conocimientos y experiencia.
La reflexión que hoy, seis meses después de terminar el curso, os quiero compartir es ¿ha merecido la pena? No solo hablo de los más de 3000€ que me pagué por él, sino del coste en esfuerzo personal y en tiempo (los días de clase o prácticas, que eran como mínimo tres por semana, llegaba a mi casa a medianoche habiendo trabajado durante el día y con el madrugón esperándome a la mañana siguiente).
Indudablemente no se trata de un curso barato y lo que hay que tener muy presente es que si se le quiere sacar partido de verdad hay que ponerse las pilas y dedicarle tiempo; no solo para las clases (solo compaginarlas con el trabajo ya es complicado) sino para aprovechar otros recursos disponibles como clases de refuerzo, conferencias, seminarios, prácticas o el uso de los completos platós que la escuela pone a disposición de los alumnos de forma gratuita.
Dicho esto, os puedo decir que personalmente sí que me ha merecido mucho la pena, tanto por la clara mejora en mis conocimientos y resultados fotográficos, como por la enriquecedora experiencia de pasar un curso inmerso en un ambiente fotográfico apasionante y motivador.
Cabe mencionar especialmente las facilidades que dan en la escuela (biblioteca, cambio de horas y recuperación de clases, reserva de materiales y plató, etc), y el completo y profesional plantel de profesores entre los que quiero destacar a Pablo Esgueva y a Miguel Oriola.
En mi caso tuve la suerte de caer en un grupo con un gran ambiente, nada competitivo que me ayudó mucho y del que pude aprender también bastante.
Indudablemente hay muchas otras formas de aprender y mejorar en fotografía (yo mismo llegaba con algún curso hecho, y bastante aprendizaje por mi cuenta). Pero el caso es que este curso me ha permitido profundizar en mis conocimientos, descubrir diversos estilos de fotografía y sobre todo entender y apasionarme por la importancia de la luz y aprender a iluminar.
Por encima de todo me quedo con haber podido interiorzar la parte creativa y valorarla por encima de la técnica. No he olvidado la frase del director de la escuela en la clase de presentación de hace un año: "La técnica hay que dominarla para poder olvidarnos de ella".
Está claro que hay muchas formas de aprender fotografía (sobre todo la práctica) pero en mi caso este curso sí que ha sido un acierto del que siempre guardaré un buen recuerdo.
