Esta última semana por fin he podido ponerme con la lectura de un libro que llevaba aplazando desde hacía varios meses.Se trata de "El Ojo del Fotógrafo" de Michael Freeman, un gran libro centrado en el olvidado tema de la composición en fotografía.
Y es que este es un tema muy olvidado por los aficionados, que muchas veces nos centramos únicamente en los parámetros técnicos de la fotografía sin entrar en profundidad a valorar los aspectos más creativos y/o artísticos de la imagen que queremos captar y en la historia que queremos contar con ella.
El libro nos lleva a los largo de sus seis capítulos por los diferentes aspectos de la composición y el diseño en fotografía. Son 192 páginas en gran formato e impresas a buena calidad en la que destacan fotografías de calidad e interesantes gráficos explicativos que ilustran muy bien los textos teóricos. El precio es más que razonable, en mi caso lo encontré por 24,90€ en una librería del centro de Madrid.
Como ya he dicho, las explicaciones del autor son de gran calidad aunque en ocasiones se hacen algo densas y complejas. En cualquier caso es un libro que me ha resultado tremendamente útil al descubrirme en detalle un mundo, el de la composición, en el que necesito aprender bastante para seguir mejorando.
“El ojo del fotógrafo. Composición y diseño para crear mejores fotografías digitales.”
Michael Freeman
Editorial Blume
ISBN: 978-84-8076-843-6
miércoles, 31 de agosto de 2011
martes, 30 de agosto de 2011
Aprovechando fotos con errores por accidente
En la última sesión nocturna que hice en Don Benito me encontré, por accidente con la siguiente foto.
Sí, he de confesar que fue fruto de una pruebas de luz en que olvidé cambiar el tiempo de exposición haciendo que los faros de unos coches quedaran reflejados de esta manera.
Rápidamente me acordé de otras dos fotos "accidentales" la primera del verano pasado en el Parque del Retiro consecuencia de un intento fallido de barrido con el vuelo de un pájaro.
En este caso la sensación de movimiento y velocidad me gustó mucho así que no dudé en guardarla.
La otra foto es esta del pasado Enero en Egipto en que nuestro guía se metió de improviso en el cuadro creando una imagen muy dinámica y plástica.
Estas fotos "accidentales" no hacen que pueda estar orgulloso de mi técnica; pero sí que que puedo estar contento con mi suerte y oportunidad a la hora de hacer la foto y de no interpretaría como una pifia más.
Sí, he de confesar que fue fruto de una pruebas de luz en que olvidé cambiar el tiempo de exposición haciendo que los faros de unos coches quedaran reflejados de esta manera.
Rápidamente me acordé de otras dos fotos "accidentales" la primera del verano pasado en el Parque del Retiro consecuencia de un intento fallido de barrido con el vuelo de un pájaro.
En este caso la sensación de movimiento y velocidad me gustó mucho así que no dudé en guardarla.
La otra foto es esta del pasado Enero en Egipto en que nuestro guía se metió de improviso en el cuadro creando una imagen muy dinámica y plástica.
Estas fotos "accidentales" no hacen que pueda estar orgulloso de mi técnica; pero sí que que puedo estar contento con mi suerte y oportunidad a la hora de hacer la foto y de no interpretaría como una pifia más.
lunes, 29 de agosto de 2011
Fin de semana en Don Benito (probando el Gorillapod SLR-Zoom)
El pasado fin de semana regresé a Extremadura, en esta ocasión a Don Benito donde ya había estado hace algo menos de un mes. En cualquier caso estos viajes cortos siempre son una buena oportunidad para llevar la cámara y seguir practicando. En esta ocasión me llevé los mismos objetivos que la vez anterior, el 10-22mm y el 50mm f1.4, pero con la 500D, más pequeña y manejable para un viaje como este de menos de 48 horas.
Una de las cosas que quería probar era mi nuevo mini-trípode de viajes (al menos así lo veo yo inicialmente), el Gorillapod SLR-Zoom. Se trata de un trípode articulado de 25cm de largo y apenas 250g de peso que soporta perfectamente hasta 3kg (más que suficiente para una réflex con un buen objetivo). Se le puede aplicar una rótula aunque, en mi caso, de momento, voy probando solo con el Gorillapod.
Así pues empezamos en sábado por la noche; convencí a mi padre para ir a un céntrica plaza con una iglesia y una fuente que me apetecía fotografiar por la noche.
Tomarle el pulso al Gorillapod no es complicado, hay que empezar, tras localizar aquello que queremos fotografiar, por encontrar una superficie donde apoyar o engancharlo; puede valer un coche aparcado, un banco, una farola o el propio suelo.
Los resultados (con el 10-22 montado y cable disparador, claro) no fueron tan buenos como con un trípode "de verdad" pero este pequeñín nos vale perfectamente para salvar algunas fotos nocturnas en viajes en que no queramos o no podamos llevarnos el trípode.
La sesión nocturna la terminé con el 50mm haciendo algunos planos cortos de la fuente, y un par de retratos de mi padré que se prestó "voluntariamente" a hacer de modelo.
A la mañana siguiente aprovechamos para haber una pequeña excursión a la Ermita de las Cruces parando antes en un pequeño lago donde hice algunas fotos del paisaje y algunos patos.
Este día decidí salir solo con el 50mm, un objetivo al que poco a poco le voy cogiendo el truco y el placer de usarlo. El tiempo nublado no acompañó, pero creo que pude sobreponerme e este pequeño contratiempo pudiendo hacer incluso algunos paisajes interesantes, eso sí, me queda pendiente volver un día al atardecer.
Cuando nos íbamos del lago hacia la Ermita ví algunas libélulas en unos matorrales y animé a hacer algunas pruebas de macro, aunque sin el mejor objetivo posible para ello.
Los resultados me gustaron bastante, tanto que incluso he mirado precio de algún objetivo macro (hablan muy bien del 100mm F2.8 macro de Canon).
Tras el lago nos fuimos hacia la Ermita donde hice algunas fotos del exterior para terminar con un par de tomas del interior que me gustaron.
Este ha sido un fin de semana en que me llevé la cámara "por si acaso" y que ha resultado ser muy interesante permitiéndome descubrir un nuevo e interesante lugar.
Una de las cosas que quería probar era mi nuevo mini-trípode de viajes (al menos así lo veo yo inicialmente), el Gorillapod SLR-Zoom. Se trata de un trípode articulado de 25cm de largo y apenas 250g de peso que soporta perfectamente hasta 3kg (más que suficiente para una réflex con un buen objetivo). Se le puede aplicar una rótula aunque, en mi caso, de momento, voy probando solo con el Gorillapod.
Así pues empezamos en sábado por la noche; convencí a mi padre para ir a un céntrica plaza con una iglesia y una fuente que me apetecía fotografiar por la noche.
Tomarle el pulso al Gorillapod no es complicado, hay que empezar, tras localizar aquello que queremos fotografiar, por encontrar una superficie donde apoyar o engancharlo; puede valer un coche aparcado, un banco, una farola o el propio suelo.
Los resultados (con el 10-22 montado y cable disparador, claro) no fueron tan buenos como con un trípode "de verdad" pero este pequeñín nos vale perfectamente para salvar algunas fotos nocturnas en viajes en que no queramos o no podamos llevarnos el trípode.
La sesión nocturna la terminé con el 50mm haciendo algunos planos cortos de la fuente, y un par de retratos de mi padré que se prestó "voluntariamente" a hacer de modelo.
A la mañana siguiente aprovechamos para haber una pequeña excursión a la Ermita de las Cruces parando antes en un pequeño lago donde hice algunas fotos del paisaje y algunos patos.
Este día decidí salir solo con el 50mm, un objetivo al que poco a poco le voy cogiendo el truco y el placer de usarlo. El tiempo nublado no acompañó, pero creo que pude sobreponerme e este pequeño contratiempo pudiendo hacer incluso algunos paisajes interesantes, eso sí, me queda pendiente volver un día al atardecer.
Cuando nos íbamos del lago hacia la Ermita ví algunas libélulas en unos matorrales y animé a hacer algunas pruebas de macro, aunque sin el mejor objetivo posible para ello.
Los resultados me gustaron bastante, tanto que incluso he mirado precio de algún objetivo macro (hablan muy bien del 100mm F2.8 macro de Canon).
Tras el lago nos fuimos hacia la Ermita donde hice algunas fotos del exterior para terminar con un par de tomas del interior que me gustaron.
Este ha sido un fin de semana en que me llevé la cámara "por si acaso" y que ha resultado ser muy interesante permitiéndome descubrir un nuevo e interesante lugar.
Etiquetas:
Don Benito,
Ermita de las Cruces,
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trípode
jueves, 25 de agosto de 2011
Mérida al atardecer
He tardado diez días en poner las últimas fotos que hice en mi escapada a Mérida, pero un montón de obligaciones me han ralentizado el ritmo de procesado de raws.
Tras las fotos nocturnas en el Templo de Diana y la sesión con mi sobrina Candela, decidí dedicar el último atardecer a dar un paseo por una pequeña parte del montón de maravillas que mi ciudad recoge. Como dije, la idea era aprovechar las últimas luces del día terminando en la hora azul, así que con esa idea inicié esta sesión verpertina de fotos.
Comencé por el Templo de Diana ya que me parecía buena idea tener algunas fotos de día que poder comparar con la sesión nocturnas del viernes anterior.
A continuación bajé caminado hacia el Alcazaba árabe donde hice varias tomas del entorno y de algunos detalles.
La Plaza de España fue la siguiente parada donde capturé algunos de los edificios más emblemáticos y su bonita y centenaria fuente.
El verdadero objetivo era fotografiar la puesta de sol desde el río Guadiana y hacia allí me dirigí llegado el momento.
El puente romano y los alrededores fue lo primero que fotografié aprovechando la luz de la tarde.
De ahí me fui a por algunas tomas generales y detalles del moderno puente Lusitania, al que quiero volver para hacer algunas fotos nocturnas aprovechando su espectacular iluminación.
Regresé al puente romano atravesando una isla en el río donde también pude hacer interesantes planos; algunos a contraluz.
Desde el puente romano, con el trípode montado (al que poco a poco le voy tomando el pulso), terminé la sesión haciendo diversas fotos al atardecer y en la hora azul, obteniendo interesantes tonalidades.
Todas las fotos del día las hice con la Canon 50D y el 10-22, aunque luego me dí cuenta que podía haber aprovechado el 50mm F1.4 que llevaba encima para algunas tomas, incluyendo paisajes.
A nivel técnico estoy bastante satisfecho con casi todas las fotos, excepto de las de paisaje en las que cerré demasiado el diafragma (hasta f22) y no me gustó el resultado; con f8 o f11 hubiera ido perfecto. Además con aperturas tan cerradas aparecieron algunas molestas motas de polvo que pude eliminar en el procesado.
Hablando del procesado, me lo he pasado muy bien jugando con el balance de blancos alterando la temperatura en las fotos con buenos resultados (para mi gusto, claro). También me animé a recortar algunas fotos en formato panorámico 2:5.
Un pequeño castigo para mi impaciencia fue que, cuando ya regresaba con el trípode recogido y en plen hora azul, me dí cuenta de una luz espectacular. Como no había tiempo de volver a abrir el trípode me tocó subir el ISO hasta 1600 y disparar a pulso, aún así creo que pude salvar un par de fotos.
Como véis Mérida tiene mucho que ofrecer al fotógrafo y eso que no he tocado los monumentos romanos más importantes, ni algunos otros rincones que os garantizo que merecen mucho la pena ... pero eso lo dejo para otra escapada.
Tras las fotos nocturnas en el Templo de Diana y la sesión con mi sobrina Candela, decidí dedicar el último atardecer a dar un paseo por una pequeña parte del montón de maravillas que mi ciudad recoge. Como dije, la idea era aprovechar las últimas luces del día terminando en la hora azul, así que con esa idea inicié esta sesión verpertina de fotos.
Comencé por el Templo de Diana ya que me parecía buena idea tener algunas fotos de día que poder comparar con la sesión nocturnas del viernes anterior.
A continuación bajé caminado hacia el Alcazaba árabe donde hice varias tomas del entorno y de algunos detalles.
La Plaza de España fue la siguiente parada donde capturé algunos de los edificios más emblemáticos y su bonita y centenaria fuente.
El verdadero objetivo era fotografiar la puesta de sol desde el río Guadiana y hacia allí me dirigí llegado el momento.
El puente romano y los alrededores fue lo primero que fotografié aprovechando la luz de la tarde.
De ahí me fui a por algunas tomas generales y detalles del moderno puente Lusitania, al que quiero volver para hacer algunas fotos nocturnas aprovechando su espectacular iluminación.
Regresé al puente romano atravesando una isla en el río donde también pude hacer interesantes planos; algunos a contraluz.
Desde el puente romano, con el trípode montado (al que poco a poco le voy tomando el pulso), terminé la sesión haciendo diversas fotos al atardecer y en la hora azul, obteniendo interesantes tonalidades.
Todas las fotos del día las hice con la Canon 50D y el 10-22, aunque luego me dí cuenta que podía haber aprovechado el 50mm F1.4 que llevaba encima para algunas tomas, incluyendo paisajes.
A nivel técnico estoy bastante satisfecho con casi todas las fotos, excepto de las de paisaje en las que cerré demasiado el diafragma (hasta f22) y no me gustó el resultado; con f8 o f11 hubiera ido perfecto. Además con aperturas tan cerradas aparecieron algunas molestas motas de polvo que pude eliminar en el procesado.
Hablando del procesado, me lo he pasado muy bien jugando con el balance de blancos alterando la temperatura en las fotos con buenos resultados (para mi gusto, claro). También me animé a recortar algunas fotos en formato panorámico 2:5.
Un pequeño castigo para mi impaciencia fue que, cuando ya regresaba con el trípode recogido y en plen hora azul, me dí cuenta de una luz espectacular. Como no había tiempo de volver a abrir el trípode me tocó subir el ISO hasta 1600 y disparar a pulso, aún así creo que pude salvar un par de fotos.
Como véis Mérida tiene mucho que ofrecer al fotógrafo y eso que no he tocado los monumentos romanos más importantes, ni algunos otros rincones que os garantizo que merecen mucho la pena ... pero eso lo dejo para otra escapada.
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