El pasado 12 de octubre, aprovechando la jornada festiva y el buen día que hacía me decidí a ir a hacer fotos al Retiro.
Hay lugares (muchos lugares) que, a pesar de ser bastante conocidos por uno, suelen tener la habilidad para sorprendernos en cada visita, y el parque del Retiro es uno de esos lugares.
Nosotros, como fotógrafos, tenemos la obligación, la motivación y la satisfacción de encontrar esos momentos nuevos y frescos que nos lleven a seguir haciendo nuevas y diferentes fotos y que, a la vez, nos hagan apasionantes cada salida o sesión de fotos.
Este día decidí ir ligero y opté por llevar la 500D con el 28mm y el 85mm, trabajando ambas lentes en f4 preferentemente.
Estuve haciendo fotos entre las 10:30 y las 13:30. Una luz bastante dura pero me aproveché del refugio de las abundantes zonas de sombra que, en ocasiones me llevarón a llegar a usar ISO 400.
Hay lugares (muchos lugares) que, a pesar de ser bastante conocidos por uno, suelen tener la habilidad para sorprendernos en cada visita, y el parque del Retiro es uno de esos lugares.
Nosotros, como fotógrafos, tenemos la obligación, la motivación y la satisfacción de encontrar esos momentos nuevos y frescos que nos lleven a seguir haciendo nuevas y diferentes fotos y que, a la vez, nos hagan apasionantes cada salida o sesión de fotos.
Este día decidí ir ligero y opté por llevar la 500D con el 28mm y el 85mm, trabajando ambas lentes en f4 preferentemente.
Estuve haciendo fotos entre las 10:30 y las 13:30. Una luz bastante dura pero me aproveché del refugio de las abundantes zonas de sombra que, en ocasiones me llevarón a llegar a usar ISO 400.
Comencé por una de las principales entradas al parque donde me entretuve un rato con los deportistas y paseadores de perros.
La segunda parada (casi obligada en el Retiro) fue en el estanque donde siempre se encuentras imágenes y situaciones interesantes, solo hay que pararse a esperar a que pase algo y estar con la cámara preparada.
El otoño acaba de llegar y con él una gama de colores ocres que crean hermosos contrastares con los verdes de los árboles de ojo perenne creando una atmósfera de lo más interesante y acogedora.
También es divertido perderse por la multitud de camino y ver qué se encuentra uno para fotografiar; es cierto que tanto contraluz con las sombras pueden hacer que te vuelvas loco a la hora de medir la luz pero no deja de ser una buena prácticamy un paseo super agradable.
La última hora estuve cerca del Palacio de Cristal que, he de confesar, que no había fotografiado antes y que me ha encantado, tanto el edificio en sí como el entorno en el que destaca el estanque.
Como conclusión no quiero dejar pasar la ocasión de visitar este lugar, si es con la cámara de fotos mucho mejor; merece la pena tanto para poder relajarse como para poder practicar nuestra fotografía.
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