No pretendo ponerme excesivamente metafórico pero, me resulta inevitable reflexionar sobre la renovación que las primeras luces del día le otorgan a este trozo de piedra.
Parece incluso que el monumento, contento con su envejecimiento, rehuse esta luz rejuvenecedora.
... y es que la piedra siente la edad de una forma tan diferente a la carne ...
miércoles, 25 de febrero de 2009
Amanece sobre el viejo monumento
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