Una imagen en que las torres y el esqueleto del futuro obelisco de Plaza de Castilla apuntan a ninguna parte.
Supongo que a veces a todos nos puede llegar a pasar eso, dirigirnos con vehemencia hacia un objetivo que al final resulta ser totalmente inútil.
Hay que disfrutar el camino más el la llegada.
jueves, 26 de febrero de 2009
Emergiendo
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