En mi casa he tenido la suerte de que mi padre fuera aficionado a la fotografía y ya desde pequeño no me resultaba raro tener en casa cámaras réflex, objetivos, miles de fotos, diapositivas, ampliadora y todo tipo de materiales de la época analógica.
Aún recuerdo la Olympus que mi padre me prestaba ocasionalmente y mis primeras compactas analógicas. La verdad es que apenas pasé de ser un usuario ocasional hasta que al cumplir los 19 años (1992, a fecha de hoy tengo 38 tacos) me regalaron mi primera réflex analógica (una COSINA que aún conservo) que usé durante un par de años.
Y ahí tuve abandonada esta aficción hasta que en el 2000 adquirí mi primera compacta digital, una Fujifilm FinePix A101 que me costó un ojo de la cara; con una asombrosa resolución de 1.3 Mpx. Una buena compra que me acompañó unos 5 años. Las pasadas navidades pude comprobar que aún funcionaba (bendita reliquia).
La siguiente en la lista fue una fugaz Canon IXUS 50 que me dió un gran resultado. Una buena marca que no he abandonado hasta ahora, buena óptica para una compacta y 5 Mpx. de resolución
Digo que la IXUS 50 fue fugaz porque se me extravió en el regreso de un viaje a Budapest (perdí unas 400 fotos, afortunadamente recuperé fotos de mis amigos). Dado el buen resultado que me dió, encargué un modelo superior, la IXUS 55 que me ha acompañado en tantos viajes y que aún conservo.
Estuve con la IXUS 55 como única cámara hasta hace un año en que, tras pensarlo bastante, me animé a meterme en el mundo de las cámaras reflex digitales. La elegida fue, cómo no, otra Canon, la EOS 500D (continuará...)
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