Una de la primeras cosa que se debe hacer al adquirir un nuevo objetivo es acostumbrarnos a él; rango focal, luminosidad, distorsiones y/o aberraciones (si las hay y con qué parámetros). En el caso de el Samyang 14mm f2.8 además hay que tener en cuenta que al tratarse de un objetivo totalmente manual además debía acostumbrarme a enfocar con él.
Tras las primeras pruebas en casa, aproveche una agradable tarde de Agosto sin demasiado calor para salir a hacer fotos a la calle sin otro ánimo que el de probar el objetivo y esperando poco o nada de las tomas.
Al tratarse de una lente sin automatismos no podía pararme a enfocar en cada circunstancia por lo que ya traía identificado el punto de la hiperfocal lo que unido a la gran profundidad de campo que nos daban los 14mm (tampoco iba a trabajar a aperturas muy abiertas) hacían muy fácil trabajar con la cámara; apenas había que medir la luz, apuntar y disparar.
Vale, es obvio que las exageradas deformaciones de esos 14mm iban a cantar mucho las imágenes, pero ¿qué más da? ya sabía que el objetivo es así así que lo mejor era aprovechar esas deformidades para potenciar el impacto de las imágenes (y divertirme haciéndolo).
Un punto a favor del uso de esta lente para fotografía callejera es que, gracias a su gran ángulo de encuadre, la mayoría de la gente que fotografiaba, justo al lado, no eran conscientes de ser el objeto de la fotografía, lo que sin duda era una ayuda.
Al llegar a casa pude ver no sin cierta sorpresa que el 14mm se portó bastante bien y que los resultados me dejaron bastante satisfecho. Obviamente no es un objetivo que usaré a menudo en fotografía callejera pero es cierto que puede resultar divertido de usar en ciertos momentos.
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